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"Esta enfermedad ¿Porque me eligió a mi? No puedo aceptarlo si solo es por el destino"
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"Por eso, sin duda, no voy a huir. Eso es lo que haré, sin dudar nunca"
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"Incluso si es de esta manera, todavía quiero quedarme aquí. Porque este es el lugar al que pertenezco"
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Frases del diario "1 Litro de Lágrimas"
Justamente hoy se cumplen 22 años de la partida de Aya Kito, una joven que a los 15 años se le diagnosticó "Degeneración Espinocerebral" una enfermedad cruel e incurable. Según he oído los síntomas son progresivos: al principio se manifiesta con dificultad para caminar, mover, agarrar las cosas. Con el tiempo se hace mayor, se necesitaría muletas hasta una silla de ruedas, después pierde la capacidad para hablar o comer, etc...finalmente queda inmovilizado en la cama. Todo es un proceso que lleva años.
El caso de Aya fue excepcional: su enfermedad progresó demasiado rápido.
Sin embargo, Aya tuvo un gran espíritu de valentía y esperanza para enfrentar esa enfermedad, y eso quedó demostrado en sus diarios que el médico recomendó que escribiera con la intención de conocer "cómo va sintiendo los síntomas" con el pasar del tiempo. Pero esos diarios no se llenarían de "puros reportes de síntomas" sino que de una vez ella expresó sus propios sentimientos de tristeza, coraje, frustración, y a la vez sentimiento de lucha, esperanza y fortaleza, que no sólo sirvió para que ella lo leyera por sí misma, sino que también se convertiría como un medio de esperanza para otros que tenían la misma enfermedad en ese entonces.
Muchas de sus frases hicieron gran impacto en la vida de mucha gente, que empezaron a publicarlos en algunas revistas o simplemente exponer en murales de edificios públicos, empezaron a llegar muchas cartas de todo Japón para agradecer por sus palabras que han cambiado su estado esperanza.
Su diario "1 Litro de Lágrimas" finalmente se publicó el 25 de febrero de 1986, con un resultado de ventas de más de 18 millones de copias hasta hoy.
Tal fue el impacto que en el 2004 se hizo una película basada en la vida de Aya y realmente ese causó una reacción emocional entre los que conocían muy bien su historia como los que no. Posteriormente sale un dorama de 12 capítulos, bajo la supervisión de la mismísima madre de Aya.
Personalmente no conocía nada de la vida de Aya, hasta que vi la película, en verdad me había impactado fuertemente de manera emocional, y más cuando supe que su historia era real. Aún hoy día me sorprende sobremanera al pensar en cómo una chica que enfrentó una enfermedad tan cruel pudiera demostrar que "no fue simplemente una mujer fuerte", fue una chica normal, un ser humano con sentimientos y sueños, que aunque fueron arrancados, ella se mantuvo de pie hasta el último momento. Para mí, esa enfermedad no venció a Aya, fue ella quien lo venció.
Recientemente he visto el dorama y confieso que me he "deshidratado" (abusando del hipérbole) a punta de lágrimas.. creo que ya tuve más de un litro de lagrimas... Es realmente admirable el espíritu de Aya... Que Dios tenga misericordia de su alma.
Para concluir, destaco el epílogo, escrito por su propia madre, realmente fue una mujer fuerte para estar frente a la enfermedad de su propia hija, y tener que llegar a ver la partida de ella... Espero le gusten ese fragmento:
A los 25 años y 10 meses… la corta vida de Aya llegó a su fin.
Cayó de repente en coma y dejó de respirar. Incluso en ese momento crítico, su corazón no dejó de latir desesperadamente, como si gritara: “¡Estoy aguantando! ¡No me rendiré!”. Aunque un respirador artificial la mantenía con vida, su cara tenía una expresión de calma, como si estuviera plácidamente dormida. Yo quería que abriera los ojos y que nos sonriera. Quería que nos habláramos con nuestros ojos, aunque solo fuera una vez más. “Aya, por favor, ¡mírame! ¿No sientes mi calor?”.
“Aunque sabíamos que no había esperanza, hemos superado tantos obstáculos… Es demasiado cruel terminar así… ¡Es tan triste! Si vas a dejarnos, Aya, al menos deberías despedirte de nosotros… Aya, ¿puedes entender lo que digo?” Pero ella no respondía ni a nuestras palabras ni a nuestro contacto. “Tus hermanos, tu padre y yo estamos aquí. Pero solo podemos mirarte. No podemos hacer nada para ayudarte… Si pudiéramos aliviar algo de tu dolor… Estamos rotos de dolor”.
La presión sanguínea de Aya empezó a disminuir. Sus latidos empezaron a ser más lentos, como si su energía se estuviera desvaneciendo. Trataba de decirme a mí misma que el momento de dejar marchar a Aya se aproximaba. Me preguntaba en qué estado le hubiera gustado a ella marcharse. Encendimos su radiocasette favorito al lado de su almohada. Era medianoche. Rodeada por sus padres y sus hermanos, escuchando música clásica con el volumen bajo para no molestar a los otros pacientes…
De repente la onda de su electrocardiograma se convirtió en una línea recta.
Recordé estas palabras de Aya antes de que su estado empeorara: “Sería fabuloso desaparecer mientras duermo en una alfombra de flores escuchando mi música favorita”.
Aya murió a las 00:55 del 23 de Mayo de 1988.
Espero algún día conseguir ese libro, pues siento que vale la pena tener entre los "Mil libros que hay que leer antes de morir" (tal como leí de alguna parte)
El caso de Aya fue excepcional: su enfermedad progresó demasiado rápido.
Sin embargo, Aya tuvo un gran espíritu de valentía y esperanza para enfrentar esa enfermedad, y eso quedó demostrado en sus diarios que el médico recomendó que escribiera con la intención de conocer "cómo va sintiendo los síntomas" con el pasar del tiempo. Pero esos diarios no se llenarían de "puros reportes de síntomas" sino que de una vez ella expresó sus propios sentimientos de tristeza, coraje, frustración, y a la vez sentimiento de lucha, esperanza y fortaleza, que no sólo sirvió para que ella lo leyera por sí misma, sino que también se convertiría como un medio de esperanza para otros que tenían la misma enfermedad en ese entonces.
Muchas de sus frases hicieron gran impacto en la vida de mucha gente, que empezaron a publicarlos en algunas revistas o simplemente exponer en murales de edificios públicos, empezaron a llegar muchas cartas de todo Japón para agradecer por sus palabras que han cambiado su estado esperanza.
Su diario "1 Litro de Lágrimas" finalmente se publicó el 25 de febrero de 1986, con un resultado de ventas de más de 18 millones de copias hasta hoy.
Tal fue el impacto que en el 2004 se hizo una película basada en la vida de Aya y realmente ese causó una reacción emocional entre los que conocían muy bien su historia como los que no. Posteriormente sale un dorama de 12 capítulos, bajo la supervisión de la mismísima madre de Aya.
Personalmente no conocía nada de la vida de Aya, hasta que vi la película, en verdad me había impactado fuertemente de manera emocional, y más cuando supe que su historia era real. Aún hoy día me sorprende sobremanera al pensar en cómo una chica que enfrentó una enfermedad tan cruel pudiera demostrar que "no fue simplemente una mujer fuerte", fue una chica normal, un ser humano con sentimientos y sueños, que aunque fueron arrancados, ella se mantuvo de pie hasta el último momento. Para mí, esa enfermedad no venció a Aya, fue ella quien lo venció.
Recientemente he visto el dorama y confieso que me he "deshidratado" (abusando del hipérbole) a punta de lágrimas.. creo que ya tuve más de un litro de lagrimas... Es realmente admirable el espíritu de Aya... Que Dios tenga misericordia de su alma.
Para concluir, destaco el epílogo, escrito por su propia madre, realmente fue una mujer fuerte para estar frente a la enfermedad de su propia hija, y tener que llegar a ver la partida de ella... Espero le gusten ese fragmento:
A los 25 años y 10 meses… la corta vida de Aya llegó a su fin.
Cayó de repente en coma y dejó de respirar. Incluso en ese momento crítico, su corazón no dejó de latir desesperadamente, como si gritara: “¡Estoy aguantando! ¡No me rendiré!”. Aunque un respirador artificial la mantenía con vida, su cara tenía una expresión de calma, como si estuviera plácidamente dormida. Yo quería que abriera los ojos y que nos sonriera. Quería que nos habláramos con nuestros ojos, aunque solo fuera una vez más. “Aya, por favor, ¡mírame! ¿No sientes mi calor?”.
“Aunque sabíamos que no había esperanza, hemos superado tantos obstáculos… Es demasiado cruel terminar así… ¡Es tan triste! Si vas a dejarnos, Aya, al menos deberías despedirte de nosotros… Aya, ¿puedes entender lo que digo?” Pero ella no respondía ni a nuestras palabras ni a nuestro contacto. “Tus hermanos, tu padre y yo estamos aquí. Pero solo podemos mirarte. No podemos hacer nada para ayudarte… Si pudiéramos aliviar algo de tu dolor… Estamos rotos de dolor”.
La presión sanguínea de Aya empezó a disminuir. Sus latidos empezaron a ser más lentos, como si su energía se estuviera desvaneciendo. Trataba de decirme a mí misma que el momento de dejar marchar a Aya se aproximaba. Me preguntaba en qué estado le hubiera gustado a ella marcharse. Encendimos su radiocasette favorito al lado de su almohada. Era medianoche. Rodeada por sus padres y sus hermanos, escuchando música clásica con el volumen bajo para no molestar a los otros pacientes…
De repente la onda de su electrocardiograma se convirtió en una línea recta.
Recordé estas palabras de Aya antes de que su estado empeorara: “Sería fabuloso desaparecer mientras duermo en una alfombra de flores escuchando mi música favorita”.
Aya murió a las 00:55 del 23 de Mayo de 1988.
Espero algún día conseguir ese libro, pues siento que vale la pena tener entre los "Mil libros que hay que leer antes de morir" (tal como leí de alguna parte)